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Muchas familias de personas con TEA nos han comentado que, ante los periodos de vacaciones, además de sentir la necesidad de salir a otros lugares, desconectar, “cambiar de aires”, disfrutar y pasarlo bien, sienten de manera imperiosa la inquietud e incertidumbre sobre cuál va a ser la reacción o el comportamiento de la persona con TEA al estar de vacaciones.
Sentimientos más que justificados, si tenemos en cuenta que las personas autistas, presentan, en mayor o menor grado, una alteración importante para anticipar acontecimientos o hechos nuevos y para adaptarse a las nuevas situaciones. Además, la falta de anticipación y predicción puede aumentar los niveles de estrés y de ansiedad en las personas con TEA y aparecen diversos problemas de conducta.
Es fundamental que, tanto la persona con TEA como su familia, sean capaces de disfrutar y compartir de manera conjunta los momentos de ocio y tiempo libre que aportan las vacaciones.
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