Todas las parejas que se plantean ser padres, lo hacen con ilusión, con planes de futuro con sus hijos, con idea de que lleven una vida feliz.
Cuando, por fin, llega el esperado bebé, se disfruta de su llegada, con ganas, pero también mucho miedo, ya que la vida de una persona depende de ti. Es mucha responsabilidad educarle desde el inicio de su vida.
Cuando, alrededor de la edad de un año, se empieza a notar que evita el contacto visual y afectivo, realiza juegos repetitivos, prefiere jugar solo, etc. comienza a desconcertar a los padres y a ocasionar mucha preocupación. En este momento se plantean si algo le pasa y buscan ayuda en profesionales, que les puedan dar una respuesta a la incertidumbre que viven.
Por supuesto, no es sencillo aceptar el diagnóstico de que tu hijo es autista, es difícil de asimilar. El TEA es un trastorno, hoy por hoy, incurable, que requiere una intervención inmediata y, en muchos casos, de por vida.
Otro proceso, para nada sencillo, es el encontrar el profesional que sepa explicar de forma adecuada qué le sucede a tu hijo y cómo ayudarle para que lleve la mejor vida posible.
Sin embargo, recibir el diagnóstico es un alivio, en parte, ya que la búsqueda de la razón del comportamiento del niño, ha terminado. Ahora es el momento de comprender y dar sentido a su mundo.
El autismo requiere un nivel de especialización adecuado y, dominio de técnicas de evaluación y apoyo para la persona con TEA y su entorno. Una vez conocido el diagnóstico y, lo que ello implica, los padres siguen necesitando ayuda y consejo.
Es muy frecuente reaccionar, al principio, con un bloqueo mental que no te deja asimilar la información correctamente. Tras esta fase, muchas personas entran en un proceso de negación, en la que no quieren aceptar lo que ocurre y buscan diferentes opiniones profesionales.
Sin embargo, es muy importante llegar cuanto antes a la fase de aceptación de la situación y comenzar a poner medidas. Comienzan a reorganizarse y a ayudar a su hijo en su situación. Es muy frecuente, que vaya acompañada, esta fase, de un periodo de búsqueda, de información, de querer saber todo sobre el trastorno, lo que puede suceder y cómo actuar ante ello.
Cuando se diagnostica a un niño con el Trastorno del Espectro Autista cambiará la relación de todos los miembros de la familia, su madurez, los recursos, así como las relaciones con otras familias y amigos.
Es muy necesario, ante esta situación familiar, tener expectativas reales sobre la situación del hijo y mantener un clima familiar de calidad. Previenen complicaciones a nivel familiar, personal y social. Es preciso que los padres e hijos mantengan una comunicación y un contacto frecuente sobre los aspectos importantes de la vida.
Consideramos de gran relevancia que las familias de personas con TEA se relacionen con otras en su misma situación, creando una comunidad de apoyo.
El camino que recorre cada padre es muy diferente cuando se enfrenta al diagnóstico del TEA, pero hemos querido comentar algunos de los más generales. De este modo, si alguna familia se encuentra en esta situación, puede, igual, encontrarse reflejada en alguna de estas fases y sentirse apoyada. Por otro lado, invitamos a todas aquellas familias que hayan vivido o estén pasando por una situación así y, quieran contarnos su experiencia con el fin de darlo a conocer, mediante este blog, a otras para poder ayudarles en este proceso, a que se pongan en contacto con nosotros.
Comunidad para familiares y profesionales que viven cada día con el Trastorno del Espectro Autista
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