Los seres humanos nos caracterizamos por vivir en sociedad. Para hacerlo, desarrollamos desde nuestro nacimiento un conjunto de habilidades sociales que nos permiten desenvolvernos de manera eficaz en el entorno en el que vivimos. Su funcionalidad tiene repercusión en muchos ámbitos de nuestra vida: escolar, familiar, laboral, personal, etc.
Las habilidades sociales se adquieren por aprendizaje y dependen del entorno en el que nos desarrollamos y de las experiencias que tenemos. Pero todas ellas se manifiestan en situaciones en las que participan por lo menos dos personas.
Cuando una persona carece de habilidades sociales, es incompetente socialmente y este hecho tiene consecuencias, como el rechazo por parte de los demás o la baja autoestima a nivel de aceptación personal; además presenta estrategias desadaptativas para resolver conflictos.
A pesar de la heterogeneidad de casos, las personas con TEA tienen algo en común: la presencia de alteraciones en las relaciones sociales. Por ello, es importante la intervención en las habilidades sociales como núcleo de enseñanza para que estas personas aprendan a relacionarse y adquieran estrategias adecuadas que les permitan ser competentes socialmente.
Haciendo una revisión bibliográfica de las habilidades sociales, hemos optado por tomar como punto de partida la división realizada por Inés Monjas en Programa de Enseñanza de Habilidades de Interacción Social, PEHIS, (Madrid, 1996), adaptándola a nuestra experiencia de trabajo, debido a la facilidad que nos ha supuesto al ponerlas en práctica en nuestra experiencia.
Comunidad para familiares y profesionales que viven cada día con el Trastorno del Espectro Autista
Ver más contenidoSuscríbete al Newsletter
ENLACES
NOVEDADES
INFORMACIÓN