¿Cómo viven la Navidad las personas con TEA? La Navidad, por lo general, es una época de encuentros familiares, salidas con amigos y actividades propias de estas fechas (cabalgatas, compras en centros comerciales, espectáculos de luces, etc.). Para las familias que conviven con una persona TEA, además de ser una época de disfrute, la navidad puede llegar a ser un período de mucho estrés. Por lo general, las personas con TEA, lo suelen vivir con mucha ansiedad y angustia,
La manera de percibir de la persona con TEA la realidad que le rodea, de sentir, unida a las limitaciones en los procesos de anticipación, de asignar sentido a las acciones y de flexibilidad mental y comportamental, va a provocar que la persona con TEA presente conductas llamativas, “raras” e incomprensibles de cara a los demás en este periodo vacacional de Navidad.
Si reflexionamos sobre cómo es la Navidad, lo que solemos hacer, y tenemos en cuenta las características principales que definen el trastorno de espectro autista, podremos determinar una serie de causas que pueden llevar a la persona con TEA a tener una conducta desajustada:
La persona con TEA, a veces, no puede soportar la sobreestimulación que supone el ambiente navideño (luces, bullicio, petardos, etc.) y estalla en una crisis nerviosa, manifestándose en balanceos del cuerpo, taparse los oídos, haciendo saltitos repetitivamente, movimientos de dedos, golpecitos en la barbilla o cabeza, gritos, etc. No es raro encontrar en Navidad a un niño con TEA gritando en un centro comercial porque está saturado por los estímulos visuales (luces) o tapándose los oídos por el ruido ambiental que sugiere el ambiente navideño en un centro comercial. La persona con TEA puede sentir una enorme molestia ante ciertos estímulos sensoriales.
La sensación de no controlar los cambios que acontecen en la navidad, ocasionada por la alteración en mayor o menor grado, que todas las personas con TEA presentan en las capacidades de anticipación y de flexibilidad mental y comportamental, suele ser un detonante ante la aparición de nuevos rituales o la necesidad de hacer continuamente los que ya tenía, aferrándose de manera más intensa a los mismos. Es una forma de encontrar su estabilidad emocional, de sentir seguridad y entrar en zona de confort.
Cuanto menor es el control sobre lo que les rodea, mayor es la necesidad que sienten de aumentar los comportamientos de control del entorno. Como ya hemos comentado, en el periodo de la navidad suceden acontecimientos y cambios de rutina que la persona con TEA debe saber manejar, provocándoles en la mayoría de casos conductas de evitación, aislamiento o fijaciones más intensas ante ciertas rutinas o estímulos.
Las alteraciones que las personas con TEA presentan a nivel social (en mayor o menor grado), van a interferir también en este periodo de la navidad. No saber cómo interactuar con los demás, no entender una situación social concreta como ir a visitar a familiares o amigos en navidad, o cómo actuar en una reunión con la familia extensa o amigos, no comprender emociones que se puedan dar en la navidad supeditadas al recuerdo de familiares que ya no están entre nosotros, o al reencuentro con familiares, puede llevar a la persona con TEA a un estado de incomprensión permanente. Lo que provoca un aumento de conductas desajustadas y aumentar los niveles de ansiedad y estrés.
Las dificultades en la comunicación y lenguaje, concretamente en el uso funcional del lenguaje, también es otro hándicap que interfiere en la persona con TEA durante la navidad. El no conocer el lenguaje tipo navideño, las dificultades para la comprensión de los mensajes, los problemas en las habilidades conversacionales, interpretación literal del lenguaje, pueden ser causas de la aparición de conductas estereotipiadas, necesidad de aislamiento o fijación de rituales e intereses restringidos.
La respuesta es clara: ANTICIPAR LA NAVIDAD
Las personas TEA muestran conductas derivadas de la ansiosa exigencia de un mundo sin cambios. Todas las conductas derivan de la falta de control y de comprensión ante las ambigüedades del entorno, salirse del guion de lo programado, de lo previsto, situaciones nuevas o inesperadas, cambiar de una actividad a otra.
Hay que explicarles visualmente en un calendario cuando empiezan las vacaciones (no hay Colegio). Además, señalaremos los días que son especiales (incluso con horas, por ejemplo, a las 21 cena de Navidad en casa de…, comida a las 14 en nuestra casa, etc.). Debemos tener claro como padres que es necesario establecer qué van a hacer y dónde.
En función de cada persona TEA anticiparemos con más o menos tiempo y, utilizaremos agendas visuales (objetos, fotografías o pictogramas y palabras) en función de su capacidad de abstraer. Esto se llama ESTRUCTURACIÓN ESPACIAL (espacios) y ESTRUCTURACIÓN TEMPORAL (secuencia de actividades). Esto ayuda a disminuir esa “ansiosa exigencia de un mundo sin cambios”.
Las agendas visuales:
Comunidad para familiares y profesionales que viven cada día con el Trastorno del Espectro Autista
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