Soy Natalia, tengo 16 años. Estudio 1.º de bachiller de humanidades.
Tengo un hermano mellizo que también estudia 1.º de bachiller, aunque él de la rama de ciencias, se llama Asier y os lo quiero presentar.
Los dos hermanos nacimos a la vez.
Él chico, yo chica.
Él con trastorno de espectro autista, yo no.
Me vienen a la cabeza muchos momentos de la infancia con mi hermano Asier. Nacimos juntos y así seguimos hoy en día, juntos. Él de una manera y yo de otra. Diferentes, como todas las personas, e iguales en el cariño que recibimos de nuestros padres.
Mi hermano siempre fue bastante inquieto, no paraba. Aunque siempre hemos tenido gustos muy diferentes, sí que jugábamos juntos. Al principio a realizar circuitos con los coches o con nuestros primeros legos.
Cuando tuvimos la videoconsola, jugábamos juntos en el modo multijugador, ¡nos gustaba mucho!
Sinceramente no recuerdo si era difícil jugar con él o no. Lo que si recuerdo era que muchas veces tenía que insistir un poco para que quisiera jugar a lo que yo quería o a mi manera.
Cuando estábamos con nuestros amigos en el parque mi hermano era uno más, jugábamos juntos entre todos y no había ningún tipo de conflicto o problema.
Nos lo pasábamos bien. Recuerdo momentos de juego muy agradables y divertidos.
Si es cierto que a veces me viene a la mente el momento de comedor en el colegio. Asier no lo pasaba muy bien, frecuentemente se quedaba en el comedor del colegio más tiempo que el resto de los niños porque le costaba terminarse la comida y salía al patio del comedor el último.
También tendía a llorar cuando se frustraba, cosa que cuando éramos pequeños era más normal, aunque mi hermano lo seguía haciendo a pesar de ir cumpliendo años. Yo notaba que mi hermano no era como el resto de los niños, podría decir que él era más “emocional” que los demás compras le molestaba bastante y se enfurruñaba. Recuerdo que cuando estábamos en las tiendas, mi hermano siempre toqueteaba todo y mi madre siempre le decía “no toques las cosas Asier” y él seguía haciéndolo.
Mi hermano era más desobediente que yo (¡y lo sigue siendo un poco, jajajaja!). Por lo general, se llevaba más regañinas. Si se hacían planes imprevistos como ir un fin de semana de
Tengo la suerte de que mi hermano es completamente emocional y aunque mostrar empatía le cuesta, se emociona con facilidad, siempre está dispuesto para escuchar todas las cosas que le cuento (no son pocas) y por lo menos disimula que me hace caso, siempre que necesito hablar puedo ir a él o viceversa. Asier es, además, una de las personas más optimistas que conozco, a todo le puede ver el lado bueno, por mucho que creas que no lo hay, él lo encuentra.
Asier es terriblemente cabezota y solemos tener discusiones porque nunca da su brazo a torcer. No es capaz de admitir cuando no tiene la razón y siempre le cuesta aceptar que pierde o que se ha equivocado. Al igual que siempre que dices algo, él tiene que comentarlo o añadirle un detalle irrelevante y dice las cosas tal cual las piensa, con demasiada sinceridad.
Pese a ser completamente opuestos, a ambos nos gustan los videojuegos y las mismas series de televisión. La mayoría las vemos juntos. Nos gusta la historia y si mi hermano encuentra artículos interesantes de National Geographic los comparte conmigo y los comentamos un poco, diría que su gusto por la historia lo ha heredado de los juegos de Assassin’s Creed.
Además, nos encanta compartir juntos tareas de repostería, aunque a él le gusta más comerse lo que cocinamos que hacerlo.
A todas las personas “neurotípicas”, como nos llama mi hermano, os aconsejo que no hagáis mucho caso a la representación mediática que se hace las personas con el trastorno de espectro autista. A mi parecer, se muestran siempre con las mimas dificultades y rasgos de comportamiento.
El TEA aparece de muchas formas diferentes, aunque haya rasgos o características comunes, no todas se dan de la misma manera. La poca experiencia que tengo de vida, me ha enseñado lo importante que es, que las personas con TEA empiecen desde pequeños a recibir asistencia y ayuda.
Mi hermano Asier empezó a recibir tratamiento especializado desde los dos años y ahora está plenamente integrado en la sociedad y continúa avanzando y superando dificultades. Es un campeón, un luchador y un ejemplo a seguir por todos.
Como anécdota os cuento que cuando conocemos a amigos nuevos y mi hermano cuenta que él tiene un trastorno de espectro autista, no se lo creen.
Como conclusión, quiero deciros que hay que ser comprensivos con estas personas y tener bastante paciencia, pues necesitan su tiempo para asimilar cambios o información nueva. Quizás a nosotros los cambios no nos supongan ninguna dificultad en nuestras vidas, pero para las personas con TEA, puede llegar a ser terriblemente complicado.
Comunidad para familiares y profesionales que viven cada día con el Trastorno del Espectro Autista
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