Soy madre de dos niños maravillosos y actualmente dirijo una escuela de música.
Me encanta tocar el piano, escribir, viajar y, sobre todo, disfrutar de mis hijos. @mujeryautista
Como muchas otras mujeres, y algunos hombres, he recibido un diagnóstico tardío debido al camuflaje de lo que “nos hace sentir diferentes” que solemos llevar a cabo para encajar en un mundo que no comprendemos. Y, por otro lado, debido a los criterios de evaluación actuales, enfocados hacia un perfil hasta ahora estandarizado en los rasgos que suelen presentar, en un porcentaje muy alto, los niños / hombres.
El hecho de recibir un diagnóstico tardío supone un agotamiento y un desgaste muy grande, tras muchos años buscando respuestas al porqué percibes, sientes y vives de manera distinta a como lo hace la mayoría de personas.
Y esta situación de continua incertidumbre y sensación de no pertenencia a nada ni a nadie, te lleva a otros diagnósticos como pueden ser depresión y ansiedad, casi crónicas, en mi caso.
Para mí, recibir el diagnóstico ha sido un alivio, una liberación.
A pesar de que el mismo proceso de diagnóstico me hizo remover muchas cosas de mi pasado y me hizo empezar a ver las cosas de una manera que jamás hubiera imaginado.
Ponerle nombre a lo que me pasaba y encontrar las respuestas a tanto desgaste ha sido el punto de partida para empezar a conocerme, a entenderme, a quererme, a respetarme y a perdonarme.
Era una niña más bien introvertida, educada, tranquila y muy reservada. Me llevaba bien con todo el mundo y no recuerdo haber tenido peleas; ni tan solo discusiones.
Me encantaba la clase de música y leer. Y las manualidades no era lo que más me gustaba ni mejor se me daba.
En clase lo único que quería era pasar desapercibida y necesitaba aceptación de mis profesores y compañeros. Era terriblemente insegura y me moría de vergüenza si tenía que salir a la pizarra o hablar.
No era una estudiante brillante, más bien sacaba notas justas. Siempre me ha costado ser organizada para el estudio y concentrarme. Excepto cuando me interesaba algo, entonces sí sacaba buenas notas y disfrutaba mucho.
El comedor siempre fue un sitio que me horrorizaba tanto por el ruido como por las multitudes y los olores.
Las fiestas de cumpleaños no me gustaban, principalmente por el ruido, por el tipo de juegos y por la duración. No recuerdo si me invitaban a todas o algunas o a ninguna…. La verdad es que no recuerdo muchas fiestas.
Empecé 2 carreras y no terminé ninguna. Y a nivel laboral he tenido muchos cambios de trabajo y de sector; en una continua búsqueda de mi lugar en el mundo.
También he tenido malas experiencias debido a mi falta de autoestima y dificultad en poner límites.
A nivel familiar me siento afortunada por haber sido madre y aprender tanto de mis hijos. Sin duda para mí ha sido, y es, algo que me ha enseñado a ser más flexible, a compartir, a disfrutar del contacto físico que tanto me cuesta y a muchas otras cosas que no me cansaría de enumerar.
Actualmente estoy todavía en mi proceso de “duelo”, entendiendo y asimilando muchas cosas. Y a la vez descubriendo todo lo que hay por hacer.
Una de las cosas que más me están sorprendiendo y de las que menos se habla es de la terapia ocupacional (integración sensorial) en adultos. Me fascina y me está dando muchas más respuestas de lo que jamás hubiera imaginado.
Es por esto que siento la necesidad de dar visibilidad a algo tan invisible a los ojos de nuestra sociedad y, a la vez, siento la necesidad de que se tenga en cuenta lo amplio que es el espectro del autismo. Para que, así, se pueda empezar a dar formación e información que no deje a nadie fuera de los criterios de diagnóstico que hay actualmente y que, lamentablemente, dejan a muchas personas sin diagnosticar o con diagnósticos que llegan demasiado tarde.
Creo en el hecho irrefutable de que vivimos en una sociedad de naturaleza diversa. Y es por esto que creo que es urgente un cambio de mirada en el que se deje de ver como algo negativo el hecho de ser diferente y se vea como algo enriquecedor. Es necesario que se empiecen a romper los mitos y estigmas sobre el autismo, y que se entienda que todas las personas somos diferentes, con o sin diagnóstico, y nos merecemos las mismas oportunidades.
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