La simbolización, ¿cómo aparece y para qué sirve? Adentrémonos en la importancia de esta capacidad de comunicación. Los seres humanos disponemos de diferentes órganos sensoriales que nos permiten percibir todo lo que ocurre dentro de nuestro cuerpo y a nuestro alrededor.
Esto sucede porque estamos dotados de una serie de sistemas innatos que nos permiten recibir la información y generar una respuesta. Durante todas las etapas del desarrollo evolutivo, es algo que se va a ir construyendo de manera progresiva.
Ya durante los dos primeros años de vida, se elaboran una serie de conductas que nos permiten interactuar en el mundo que nos rodea, al tiempo que vamos descubriendo las propiedades de las cosas.
Es entonces, a partir de este momento (sobre los dos años) cuando se va a manifestar una de las características principales de los seres humanos: la capacidad de construir representaciones de la realidad utilizando medios simbólicos para hacer referencia a las cosas o a las situaciones, sin necesidad de actuar sobre ellas materialmente. Esto se conoce como la capacidad de simbolización.
La manifestación más evidente de esta capacidad se hace observable en la comunicación, tanto por gestos intencionales como por lenguaje hablado o escrito. Además, también se puede observar en el juego (por ejemplo, cuando hacemos que comemos algo inexistente), en la imitación (por ejemplo, cuando imitamos situaciones antes percibidas), en el dibujo (por ejemplo, al representar una imagen mental sobre algo material).
Esta capacidad simbólica se desarrolla a una enorme velocidad durante el segundo año de vida y va a tener una influencia determinante sobre el desarrollo psicológico, permitiéndonos distanciarnos cada vez más de la situación presente y abrirnos hacia mundos que solo existen en la mente.
Simbolización: ¿Qué pasa en las personas con TEA?
La capacidad de simbolización está alterada en las personas con TEA. Al tratarse de un espectro, esta alteración puede variar en mayor o menor grado de una persona a otra y afectará a las capacidades de comunicación y lenguaje, a las relaciones sociales y a la manifestación de la conducta.
Las personas con TEA presentan alteración en las capacidades de ficción e imaginación, en la imitación y en las capacidades de suspensión (es decir, en la imagen mental que nos hacemos sobre un concepto). Estas tres capacidades son los pilares fundamentales de la capacidad de la simbolización.
Para comprender el autismo es imprescindible conocer hasta qué punto y en qué sentido tienen problemas para crear ficciones imaginarias, imitar y construir significantes.
¿Cómo observamos estas alteraciones en las personas con TEA?
FICCIÓN E IMAGINACIÓN
En el desarrollo que tienen las personas sin TEA observamos el siguiente desarrollo:
- A finales del primer año de vida, los niños son capaces de reproducir en su propio sistema emocional y perceptivo intenciones de otros en relación con situaciones presentes. Por ejemplo, juegan sobre cosas cotidianas y conocidas, por ejemplo: dar de comer a una muñeca.
- Aproximadamente sobre los 18 meses, realizan actividades simuladas combinando personas y objetos. Por ejemplo, da de comer a papá y luego a la muñeca. Además, comienzan a atribuir emociones a los muñecos.
- A partir del tercer año pueden jugar a representar diferentes roles. Por ejemplo, hacer de mamá. La atribución de emociones a personajes sigue en aumento.
- A partir de los 4-6 años, pueden crear ficciones representando “mundos imaginarios”, alejados de la realidad en la que viven. Por ejemplo: la cama es un castillo, o simular que va viajando por el espacio.
Los niños con autismo no siguen estos pasos evolutivos. Sus limitaciones son variables, podemos encontrar los siguientes niveles de alteración:
- Ausencia completa de juego funcional o simbólico y de otras competencias de ficción.
- Juegos funcionales poco flexibles, poco espontáneos y de contenidos limitados.
- Juego simbólico, en general poco espontáneo y obsesivo. Dificultades importantes para diferenciar ficción y realidad.
- Capacidades complejas de ficción, que se emplean como recursos de aislamiento. Ficciones poco flexibles.
IMITACIÓN
La imitación es la capacidad de reproducir acciones que ocurren a nuestro alrededor.
En el desarrollo humano, las pautas de imitación se van prolongando hasta ser una imitación interiorizada, en el que se asumen modelos personales como si fuesen guías para el propio comportamiento.
Las personas con TEA presentan deficiencias y anomalías en sus capacidades de imitación.
Podemos encontrar varios niveles de alteración:
- Ausencia completa de conductas de imitación.
- Imitaciones motoras simples, evocadas. No espontáneas.
- Imitación espontánea esporádica, poco versátil e intersubjetiva.
- Imitación establecida. Ausencia de “modelos internos”.
SUSPENSIÓN
La suspensión es un mecanismo mental que consiste en “dejar en suspenso” las propiedades reales de lo acciones con el fin de crear significados que puedan ser interpretados.
Para entender mejor en que consiste esta capacidad, vamos a verlo en el desarrollo evolutivo de las personas sin TEA:
- Sobre los 9-12 meses se empiezan a dejar en suspenso “pre-acciones”. Esto permite crear los primeros gestos comunicativos para pedir o mostrar. Por ejemplo, pedir señalando.
- Desde los 12-18 meses empiezan a dejar en suspenso acciones instrumentales, lo que permite representar un objeto o situaciones no presentes, y que son la base del juego funcional. Por ejemplo, hacer que habla por teléfono.
- A partir de los 18-24 meses, empiezan a dejar en suspenso propiedades reales de los objetos y de las acciones, lo que permite el desarrollo del juego simbólico. Por ejemplo, hacer que come cuando la cuchara está vacía.
- A partir de los 5 años, empiezan a comprender que las representaciones se pueden dejar en suspenso, lo que permite crear por ejemplo metáforas o comprender que las creencias de las personas no tienen por qué corresponder con las situaciones.
Los diferentes niveles de alteración en las personas con TEA serían:
- No se suspenden pre-acciones para crear gestos comunicativos. Comunicación ausente o por gestos instrumentales con personas.
- No se suspenden acciones instrumentales para crear símbolos enactivos (referidos al aprendizaje por manipulación de objetos, a través de las acciones, por experiencia directa). No hay juego funcional.
- No se suspenden propiedades reales de cosas o situaciones para crear ficciones y juego de ficción.
- No se dejan en suspenso representaciones para crear o comprender metáforas o para comprender que los estados mentales no se corresponden necesariamente con las situaciones.
Las consecuencias sociales y comunicativas de esta alteración son enormes.
Orientaciones para intervenir en la capacidad de simbolización en niños con autismo.
PARA ESTIMULAR LA FICCIÓN E IMAGINACIÓN
- Establecer una relación lúdica y placentera con el niño con autismo. Debemos hacernos presentes ante la persona con TEA. Mediante juegos circulares o de interacción, juegos motóricos o juegos con objetos.
- Contar con materiales atractivos y motivantes, para acrecentar el placer de explorar y de relación con los objetos.
- Establecer juego funcional (rodar un coche por una pista) y juego simbólico (simular que un boli puede ser un avión)
- Diversificar temas de juego.
- Dotar al juego de consistencia narrativa (expresar con muñequitos escenas vistas en televisión).
- Crear juego sociodramático o juego de representación de roles, por ejemplo: jugar a papás y mamás, a las tiendas o a los médicos
PARA ESTIMULAR LA IMITACIÓN
- Desarrollar programas de imitación, comenzando por contraimitar las conductas del niño con TEA, con exageración de expresiones y toma de turnos hasta conseguir que el niño comience a imitar de forma espontánea al adulto.
- Utilizar técnicas como el role-playing.
- Fomentar estrategias de imitación para hacer frente a las diferentes situaciones sociales.
PARA ESTIMULAR LA CAPACIDAD DE SUSPENSIÓN
- Estimular la conducta de señalar, primero mediante modelado del dedo índice y tocar señalando, hasta ir separando el dedo índice del objeto creando una línea imaginaria.
- Estimular el juego funcional y simbólico. Crear ficciones.
- Observar a un personaje y decir lo que puede estar pensando.
- Realizar actividades de teoría de la mente.
- Realizar actividades de adivinanzas y metáforas.
El contenido de este artículo está basado en uno de los trabajos que realizó Ángel Rivière sobre la simbolización en las personas con TEA y en el Inventario de Espectro Autista que desarrolló. Recogido en el libro:
El tratamiento del autismo. Nuevas perspectivas. RIVIÈRE, A. y MARTOS, J. (Comp.), Madrid. Edita Ministerio de trabajo y asuntos sociales, IMSERSO y APNA (1997), pp. 130-143.